-“[…] Nosotros no nos sentíamos parte de la violencia.
-¿Por qué?
-No sé, la sentíamos ajena.
-¿No sabían de ningún caso?
-Pues sí. Yo como maestra veía robos en la escuela y cosas así.
-¿Y no conocían a ningún desaparecido?
-No. Ni siquiera sabíamos que se estaban llevando a los muchachos. Los habíamos visto en las noticias, pero nos parecía un mundo muy lejano. Fue ya luego cuando nos pasó a nosotros y estuvimos dentro que entendimos las cosas que estaban pasando en México”.
Roy desaparecido de Lolita Bosch
Richi es el hermano menor de Roy, a quien no se llevaron de la casa cuando irrumpieron violentamente. Después de haberse robado hasta la carne del congelador y haber amenazado a su madre y a su hermano, se llevaron a Roy y sólo se escucharon pasos. Es a Richi a quien está dedicado Roy desaparecido (Ediciones B, 2015), el último libro de la escritora española Lolita Bosch.
Con una narrativa ligera pero cruel, Bosch cuenta la historia de un desaparecido más para las cifras que aparecen en las noticias. Un ser que fue y que no se sabe si sigue siendo.
Esta historia cruel está contada desde la voz de Letty, madre de Roy, quien relata, llora y busca. El libro aborda una situación cada vez más común en México, en donde con impunidad, los policías no escuchan a los familiares y la burocracia y abuso de poder que ejercen las dependencias de gobierno.
Bosch, quien lleva unos 75 escritos, entre libros propios y participaciones en otras publicaciones, se solidariza con la guerra que atraviesa México desde hace algunos años. Y, a través de su literatura, busca alzar la voz y concientizar a la sociedad. Algunos de sus títulos más conocidos son Campos de amapola, México. 45 voces contra la barbarie y Nuestra Aparente Rendición (NAR), nombre que también lleva el blog de periodistas y escritores que hablan sobre temas como migración, trata de personas, desapariciones y narcotráfico, entre otros temas.
¿Por qué elegiste la historia de Roy?
Yo quisiera contar todas pero Letty estuvo dispuesta a cederme esta historia. Esta madre ha sido generosa hasta ese punto y Roy forma parte de mi vida. Tengo la sensación de quererlo mucho, de conocerlo.
Para mí Letty es un ejemplo de la gente que está haciendo lo que hay que hacer. Ella tiene una capacidad de amar inconmensurable y es una fortaleza. Lo que ha hecho Letty mientras busca a su hijo es despertar a muchas personas, ha movido a mucha gente y ha sido una inspiración para muchas personas que están en la misma situación.
Con el familiar que desaparece, muchas veces, desaparece la mamá. Muchas de ellas están muertas en vida. Yo la quiero mucho, es una persona que me ha enseñado mucho.
¿Lo que hicieron con Roy fue un acto de maldad?
Podría ser cualquiera de nosotros, no hay ninguna razón comprensible por la cual se llevaron a Roy. Llamarlo un acto de maldad es muy poco.
El libro habla del papel de las autoridades ¿a qué conclusión llegas con lo que te cuenta Letty?
Es una contralucha constante. Los falsos positivos del gobierno y estas contestaciones simplistas de ‘en algo andarían’. Yo creo que si el gobierno dice que hay 27 mil desaparecidos, aunque sean más, es muy difícil que lo veamos.
Letty se ha pasado horas de pie esperando a que alguien la escuche. A excepción de algunas personas que, individualmente, valen la pena, las autoridades de México no están a la altura de la circunstancia.
Las autoridades no reciben a los familiares, no les dan una silla para sentarse, se burlan, comen papitas delante de ellos. A pesar de que en todos los cuerpos policiales haya gente empática, porque la hay, las autoridades no han hecho nada por resolver el caso de Roy ni el de nadie.
¿Por qué están rebasadas?
No, no es que estén rebasadas. Porque no es que no encuentran a Roy porque están investigando otro caso, es que no se ha investigado nada. No es que no les de el tiempo, es que no lo hacen. La ineptitud de las autoridades es aterradora, porque la gran mayoría de las personas denuncian.
Y ante esto las familias son las que hacen el trabajo…
Sí, en este caso, es la mamá de Roy. Ella tiene que hacer la investigación que debería hacer el Ejército, la Marina, o quien corresponda. La mayoría de los familiares que se han reunido en asociaciones, encuentran más cuerpos que las autoridades.
Los familiares viven con el miedo constante de que esté vivo, y quién sabe qué le están haciendo, o si está muerto. Viven esta dicotomía insoportable. Pero hasta que lo encuentran, la gran mayoría de las familias de México, los buscan vivos.
¿Cómo actúa la literatura en estos casos?
Es muy difícil hacer comprensible tanto dolor, tanto miedo, tanta corrupción, tanta impunidad. No basta con decir que se llevaron a un chavo. Es muy difícil entender algo así, si no entendemos a quién le pasó. Y la literatura puede tratar de conseguir que te importe la persona a la que le pasó. Los que trabajamos con esta barbarie escribimos para que se pueda diferenciar. No es un desaparecido más, es Roy, una persona única.
Hayan hecho lo que hayan hecho, yo quiero saber dónde están, cómo están, necesitamos saberlo como sociedad. Y creo que la literatura es una herramienta perfecta para eso.
No está tan escrita la guerra. En esta franja, no hay muchos recursos. La literatura nos tiene que contar, en momentos como este, el mundo en el que estamos.
¿Qué estás escribiendo?
Ahora vienen dos casos más. Estoy escribiendo el caso de Brenda Rangel que busca a su hermano Héctor, y ella ha sido hostigada y amenazada -las entrevistas ya están hechas- y el tercer libro es Dulce. Es una chava a la que le mataron a su familia. Tenían un taller mecánico y mataron a su familia por no pagar una extorsión. Ella se fue a vivir al otro lado del mundo y me contó su caso. Para la época de la FIL podría salir el segundo libro.
Foto: Cortesía
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